What a beautiful state we´re in

miércoles, 20 de mayo de 2009

Al final ganó B sobre A, la fe sobre la idea, la emoción sobre la razón, y así podría seguir enumerando de manera un poco tonta los diversos sinónimos de las consecuencias de mi simpática impulsividad. La verdad es que nada habría sido posible de lograr sin dejarme llevar un poco-casi-del-todo-estábiendeltodo por la ingenuidad más ridícula con la que alguien podría actuar, esa que nos gusta jugar a esconder.
La cosa es que me harté de querer querer y comencé a querer poder. Y siguiendo esas convicciones inexplicables que me dicen que no soy del todo ilusa sino más bien deliberadamente afortunada, tomé aire y me tiré a una piscina llena de perfecta agua imaginaria.
Y por supuesto que aún estoy flotando.
De lo ideal pasé a lo real, y lo real me abrió mil caminos hacia miles de millones de ideales más. De ellos elegí uno, y éste me llevará a otro. Y a otro. Mi razón de existir es la dirección que tomé. Menos mal que me tropecé contigo. Menos mal.

Pan y Cebolla

domingo, 3 de mayo de 2009

Mejor ni preguntarme en qué estoy pensando, porque efectivamente y como sospeché desde un principio, estoy pensando en absolutamente nada.

En el tintero.

martes, 13 de enero de 2009

Aún con las neuronas atontadas por la amable ola de delicioso calor agobiante, tan propio de la bonita ciudad de Santiago por estos días, tengo que ponerme a escribir para satisfacer mi necesidad de sentir que hago algo más productivo que dedicarme a perfeccionar el arte de mirar al techo con detenimiento.
Debo decir que soy de esas personas optimistas que cada 1 de Enero declaran con alegría: año nuevo, vida nueva. Así como me encanta comprar un cuaderno en blanco y pensar en cómo haré para llenarlo hasta la última página y el último renglón, me agrada la idea de tener por delante doce meses con olor a nuevo.
Hace dos semanas que es 2009 y debo decir que me siento orgullosa de mí misma por haber sido capaz de cumplir la promesa que me hice de librarme de la mayoría de las cosas (me refiero a cosas como hechos, palabras, pensamientos, en fin, cosas, eso es) que el año pasado me tenían un poco estancada con su puta negatividad.
Ahora, sólo hace falta sacarme de encima la más pesada de todas y tirar a la basura el cuaderno del año pasado. Esta vez se me quedó encima del escritorio.
Me pregunto cómo alguien puede ser tan contradictorio como para sentirse incapaz de librarse de algo que no le deja avanzar.
En fin, como sea se tiene que poder. Se tiene que poder.

5acá

martes, 23 de diciembre de 2008

Ni yo me lo creo mucho.

Quiero creer

miércoles, 17 de diciembre de 2008


que no existís, para poder caber en mi propia vida sin que la invadas entera con tus ganas de robármela. ¿Vas a enfrentar mi recuerdo y destrozarlo de una vez, o vas a seguir rondándolo de cerca como un gato, agrandándolo, adornándolo con la belleza de tus sentimientos y tus palabras?.

Flashback

miércoles, 17 de septiembre de 2008

El mismo cielo sobre mi cabeza, cambiando de color a un paso increíble, y la misma brisa arremolinándose en mi pelo, que no tiene caso: nunca va a estar peinado. Las mismas manos desordenándolo y los mismos brazos apretándome con las dosis exactas y equilibradas de fuerza y delicadeza... sí, como si yo fuera una cosa muy pero muy valiosa. El mismo aroma dulce impregnado en ese aire tan típico (para mí) de la transición entre estaciones. Y palabras. Incomprensibles y un poco innecesarias en ese momento, veloces, escurridizas, escapándose con el viento, como queriendo burlarse de mí. Igual que hace unos años.
Tan vívido todo, tan detalladamente quedó grabado en mí ese torrente sensorial eterno, que los miles de mínimos instantes que atacan mi memoria se me enriedan en la cabeza y se me hace muy difícil redactar.
Qué estupidez... pero necesitaba hacía tiempo un buen motivo para sentarme un rato a descargar la mente, y al fin lo encontré. O más bien, lo volví a encontrar. Y no quiere decir que ahora mi vida vaya a cambiar radicalmente; tampoco quiere decir que ahora sí pueda explicar por qué cada vez que recuerdo haber estado confundida/indecisa/feliz, doy la misma descripción acerca de las palabras. Como si fueran un estorbo necesario o una necesidad accesoria.
¿Por qué será? tal vez porque una parte de mí sabe que en momentos como ese y días como ayer, lo último que debí hacer era intentar hablar. Pero, ¿cómo no iba a hacer eso? si las ganas de expresarme, de vaciarme, de vomitar el despelote que tenía dentro desde hacía meses, días, años, me consumían y no aguantaba más.
Está claro que a veces se me olvida controlar el impulso de la curiosidad. Pero me gusta que exista alguien capaz de comprenderlo tan bien. Y todo esto es lo más incoherente del mundo pero no me importa, porque soy muy, muy afortunada. Por tener momentos como ese.
Y días como ayer.

Tema ya ultrarecontrarepasado (23/6/2008) pero que quise rescatar :)

sábado, 23 de agosto de 2008

Desengañarse es como si, en vez de tropezar de nuevo con la maldita piedra, ésta le cayera a uno sobre la cabeza. Primero se siente la confusión del impacto. Después viene el dolor, y más tarde la cicatriz. Es una analogía bastante tonta, pero para mí es suficiente; encaja dentro de mis pensamientos reiterados sobre piedras, tropezones y personas ingenuas.
A veces me pongo a pensar, y me da risa imaginar lo que habría sido si te hubiera seguido buscando... ¡qué pena! ¿no? creo que hasta el día de hoy estaría atrapada en ese pantano en que me hundía cada vez más, intentando avanzar sin ver nada. Menos mal que finalmente quise dejar de engañarme y encontrar la salida. Menos mal que me liberé del laberinto de la idiotez y que ahora puedo mirar todo con otros ojos, tranquila y por fin en paz desde hace unos meses. Claro que el mérito no es todo mío, porque el mundo a mi alrededor me decía a gritos lo que no podía ser más cierto: que estaba perdiendo el tiempo. Yo sólo tuve que abrir un poco la mente.