Después de arrasar con todo parece perderse, pero los demás ignoran que no se ha ido, sino que ha vuelto a donde siempre ha pertenecido: inevitablemente volviste a atraparlo y volvió a encontrarte, trayendo con él las viejas cenizas que una vez dejaste que hiciera contigo. Y vuelve a soplar dentro tuyo hasta que sientas estar congelándote las entrañas, el a lm a y las manos, y te hostiga hasta hacerte sentir que ya nada vale la pena. Y es al final, muy muy al final, cuando no hay más resistencia que baste, que te das cuenta de que siempre es mejor dejarlo ir :) .
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario